La situación de salud de una población se produce siempre en un contexto que se despliega en un territorio determinado. Pensamos el territorio como algo más que el espacio geográfico, considerando que es el escenario donde se despliegan relaciones dinámicas entre los componentes sociales (instituciones, economía, cultura). Nos referimos, de este modo, al espacio, a las relaciones sociales y a los actores involucrados en el entramado de poder.
Analizar integralmente la situación de salud de una población implica tener en cuenta las condiciones del contexto social económicas, políticas, culturales, ambientales que tienen impacto en la salud, como también los procesos por los cuales se traducen en efectos sanitarios. Les proponemos poner el foco en los determinantes socioeconómicos, ambientales, los modos de vida y los sistemas y servicios de salud.
La apuesta es que un análisis integral ponga en juego a los determinantes sociales de la salud con los indicadores de salud, los relacione e interrogue, y no sea simplemente la descripción sucesiva y aislada de cada uno de estos aspectos de la vida en el territorio. A la vez, se espera que este ejercicio sea el puntapié para la elaboración de acciones que, con la participación de los diversos sectores de la sociedad, busquen reducir las inequidades y mejorar la salud de las poblaciones.
Teniendo en cuenta que la salud humana no es estática sino que está en un proceso de desarrollo continuo, la idea es que cada persona (o grupo) descubra sus propias fuentes de salud y elija por sí misma lo que necesita hacer para mantener su salud mental y bienestar general.
La salud positiva, es una forma de ver las acciones en salud focalizando la mirada hacia aquello que hace que las personas, las familias y las comunidades aumenten el control sobre su salud y la
mejoren. En esta forma de planificar y actuar en la salud pública gana valor la idea de los activos para la salud, que avalan que las personas son capaces de hacer cosas por su salud aprendiendo a
responder a los retos del ambiente. Entran en juego en salud, las organizaciones comunitarias, los referentes barriales y líderes, así como los voluntarios locales trabajan para ofrecer una variedad de
actividades que ayuden a las personas a empoderarse, además de responder a distintas necesidades de la vida cotidiana.